jueves, 31 de diciembre de 2009

Los Caminos de Santiago en Zamora

Cuando se dice “Camino de Santiago”, la mayoría sólo piensa en el Camino Francés que desde Centroeuropa, por Roncesvalles o Somport, cruza el norte de la Península hasta entrar en Galicia. Es sin duda el más famoso y característico, pero junto a él hay otras muchas rutas que llegan a Santiago por diferentes lugares.


Entre ellos, también con una enorme importancia histórica, la VÍA DE LA PLATA, la calzada romana que atraviesa verticalmente el oeste de España. Según los puristas, desde Mérida a Astorga; según otros, prolongándose hasta el sur, hasta Sevilla y más allá, donde varios topónimos y otros vestigios nos hablan de relación con la calzada.

La Vía de la Plata ha sido y es un eje de comunicaciones fundamental en la Península, y en la época de oro del Camino, de intercambios entre la Europa cristiana y el Islam. A lo largo de la Vía, o de su curso natural, se desarrollan ciudades como Mérida, Salamanca o Zamora. Recuperada como vía de peregrinación a Santiago (en buena medida por nuestro paisano Alfonso Ramos de Castro, un clásico de los Caminos españoles), el peregrino que la recorre sabe que pisa físicamente el mismo suelo, las mismas piedras, que durante siglos han hollado nuestros antepasados.

En nuestra Diócesis, la Vía de la Plata entra desde Salamanca por el Cubo de la Tierra del Vino, atravesando esta comarca hasta llegar a la ciudad, y sigue hacia Tierras del Pan y Benavente. Un recorrido plenamente señalizado y acondicionado en que el peregrino encuentra, además de muchos recursos naturales y artísticos, suficientes albergues y servicios de hostelería.

Enseguida de Benavente, la Vía de la Plata pasa a la Diócesis de Astorga y llega a la capital maragata, donde empalma con el Camino Francés. Precisamente por esto, para evitar la masificación de esa ruta, sobre todo de su tramo final, hay muchos que optarán por desviarse antes. Concretamente, en Granja de Moreruela podrán tomar el CAMINO SANABRÉS, hacia tierra de Tábara y Sanabria, hacia Orense. La Diócesis de Zamora no llega más que hasta el Rio Esla, de modo que los restantes pueblos de este Camino serán astorganos. Por esta senda, perfectamente señalizada, el peregrino disfrutará de paz, paisajes, silencio… Quizá justo lo que buscan los más recios caminantes.

Pero si quiere aún más sosiego y una pizca de aventura, mucho antes, en la misma ciudad de Zamora, deberá coger el camino hacia Tierras de Alba, Aliste y Portugal, el llamado CAMINO PORTUGUÉS DE LA VIA DE LA PLATA, con vestigios tan antiguos como el templo visigótico de San Pedro de la Nave, el más veterano de la Diócesis. Ya en Portugal, aunque la señalización sea menos completa, será difícil que se pierda o quede desatendido. Luego, pasada Bragança, reentrará en España por Verín, confluyendo con el Camino Sanabrés.

Finalmente, otras dos rutas, casi paralelas, llegan a nuestra Diócesis: los llamados Caminos de Levante, que atraviesan La Mancha, Toledo, Avila, Valladolid… y en Zamora empalman con la Vía de la Plata. Son el CAMINO DE VALENCIA, que por Toro y Villaralbo llega hasta la ciudad de Zamora, y el CAMINO DE ALICANTE, que llega hasta Villalpando y Benavente.

En fin, cinco caminos, cinco posibilidades, junto con las mil que puede idear el peregrino para visitar tal o cual sitio. El Camino sabemos dónde acaba, pero empieza en la propia casa, o donde uno quiera.