jueves, 31 de diciembre de 2009

Camino de Santiago

No es un Camino, sino cinco, los que recorren nuestra Diócesis: Vía de la Plata, con su Variante Portuguesa, Camino Sanabrés, Caminos de Alicante y de Valencia. Y es que, más allá del transitado Camino Francés, muchos peregrinos escogen estas rutas alternativas para llegar a Santiago, buscando la soledad y la paz, sorteando la escasez de comodidades y la dureza de las ruta.

¿Qué hay en el corazón y en la mente de un peregrino? Alguien dirá que le mueve el afán de aventura, el espíritu deportivo y de reto personal, o simplemente salir de la rutina. Pero Dios sabe cómo salir al encuentro de cada corazón, cuando la distancia se agiganta y cada paso es el único patrón para medirla. Cuando aquí no hay más que uno mismo y el infinito. Por eso, la Iglesia, que se siente peregrina toda ella, siempre tuvo a gala atender a los que caminan, practicar con ellos la hospitalidad y la misericordia.


Hoy que muchas otras instituciones, públicas y privadas, rivalizan por hacer nuestros Caminos más transitables, incluso más confortables, la Diócesis de Zamora está presente en las ruta jacobea sobre todo para lo que le es más propio: tener una presencia de fe, y un corazón abierto para escuchar. Ofrecer la Palabra de Dios y los Sacramentos, y recoger las riquezas que cada uno va encontrando en su andar.

En enero del 2010 nos dirigía el Papa estas palabras: "En este Año Santo, en sintonía con el Año Sacerdotal, un papel decisivo corresponde a los presbíteros, cuyo espíritu de acogida y entrega a los fieles y peregrinos ha de ser particularmente generoso. Peregrinos también ellos, están llamados a servir a sus hermanos ofreciéndoles la vida de Dios, como hombres de la Palabra divina y de lo sagrado (cf. Al retiro sacerdotal internacional en Ars, 28 septiembre 2009). Aliento, pues, a los sacerdotes de esa Archidiócesis, así como a los que se sumen a ellos durante este Jubileo y a los de las diócesis por donde pasa el Camino, a prodigarse en la administración de los sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía, pues lo más buscado, lo más preciado y característico del Año Santo es el Perdón y el encuentro con Cristo vivo."


Pero también merece una atención especial la preparación y acompañamiento de los peregrinos zamoranos, sea cual sea el Camino que recorran, así como la promoción del hecho peregrino en toda la Diócesis, especialmente en los pueblos por donde transcurren las rutas jacobeas.